lunes, 3 de mayo de 2010

Fernet.

Empezó a ver todo, empezó a sentir todo, “las cosas son como son” se dijo, pero jamás lo entendió.

El Fernet chorreaba espuma, la música no estaba muy alta, no lo suficiente, las sillas eran por demás cómodas, las paredes pintarrajeadas y con papeles de promesas viejas pegadas en ellas, todas teñidas de rojo, con la tenue luz pintándolas de colores insospechados; los ojos parcialmente mojados, llenos de recuerdos, los labios remordiéndose, conmemorando viejos momentos de gloria, los dedos inquietos, dibujando cosas que alguna vez supieron tocar.
Un trago, otro quizás, y las lágrimas se van, y las penas se hacen más chicas, y los momentos amargos quedan en el oscuro rincón que el alcohol sabe alejar y esconder. El fernet tiene ese efecto amargo en los labios y la garganta, y ese efecto en los ojos, los limpia y los hace olvidar.

Gracias por leer.

1 comentario:

Luna dijo...

Es una lástima que no me guste, necesitaria un poco de eso.

Besos