sábado, 8 de mayo de 2010

180. SMS

Ella sentada en el colectivo, estaba algo chinchuda, no le había gustado la manera en la que se despidieron, calculó que él estaría esperando el colectivo no muy lejos de donde la dejó. Entre ruido de dientes y muecas con la boca agarró el celular y decidió mandarle el mensaje: “Perdona, soy una tarada, vos me querés todavía ¿no? Ya sé que dí un montón de vueltas, pero estoy decidida, te quiero, contestáme, por mínimo que sea el mensaje, por favor.”
Pasó una, dos, tres horas, pasó un día entero.
Se enojó peor, estaba tan furiosa que decidió eliminarlo de sus pensamientos (o pretender eso); ¿cuánto habrá pasado? No se detuvo a pensarlo, pero hacía mucho que no lo veía por los lugares que solía frecuentar
Una tarde él se conectó.
“¡¡Hola!! ¡Por fin apareces! Hace mucho que te estaba esperando, no hay drama con lo del mensaje, ya pasó hace mucho, fue un cascarrillo de algo que sentía, no te preocupes. ¿Amigos?”
Tras un largo silencio, que hizo que se enojara más, el mensaje que apareció rezaba: “Hola, soy el hermano, él falleció hace un mes ya, lo atropelló un auto en la ruta, no mucho después de las 10 de la noche, perdón si no sabias y soy yo el que te da la noticia, entro para cerrar su cuenta. Si vos sos quién creo que sos, entonces estoy seguro que el mensaje que leímos en celular de él cuando lo encontramos era el tuyo, lo atropellaron cuando contestaba el mensaje, no lo terminó, pero llegó a escribir esto, creo que es justo que lo sepas: “Hola bombón, obviamente que todavía te quiero, no pasa nada con tus enojos, si estás decidida entonces esta espera intensa que pasé valió la pena, vos valés la pena, te parece que mañana te vaya a buscar y te de ese beso que tanto nos debemos, y ese abrazo que tanto deseamos?? Te quiero Bombón, siempre lo voy a…” y hasta ahí llegó.”
Ella lloraba de manera desconsolada, no podía entender como pudo pasar eso, y su pecho era un abismo intenso, un vacío odioso, sus ojos llenos de lágrimas le dijeron al corazón que no había sido su culpa, aunque en parte así lo sentía.
“Perdón, pero no hay más él, es una lástima que no te lo haya contestado. Te esperaba hace rato. Un saludo.” E inmediatamente se desconectó para no aparecer nunca más.
Y así fue, con el tiempo todo desapareció de él, y ella, por mucho que siguiera su vida, siempre lo recordó.

Gracias por leer

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