martes, 2 de febrero de 2010

Muchas veces amigo mío, muchas.

-No seas pelotudo.
-Amigo Mío, hace cuanto nos conocemos?
-Mucho
-Y dígame amigo mío, cuántas veces me vio usted en ánimos de amoríos?
-Muchas
-Y bien entonces, dígame cuántas veces me tuvo que ver caído o desanimado por un desamor, cuántas veces se repitió la escena que tenemos ahora por devenir, cuántas mujeres me han hecho parecer de polvo, parecer un idiota, o simplemente me han hecho sufrir, cuántas veces necesite de su ayuda y la del otro amigo para reírme con ganas un sábado a la noche entre alcohol y confesiones, entre estrechadas de mano y buenos deseos, cuántas veces fue usted mi confesor, cuántas veces nos oímos mutuamente las historias de perdidas (que no fueron perdidas de mi parte, más si no se gana algo, no se pierde nada), cuántas hermano mío recurrí al llanto para contarle mis desventuras, cuántas me levantaron, Amigo mío, dígame, cuántas?
-Muchas…
-Y de esas tantas, cuántas me levanté? Cuántas alcé la cabeza y seguí adelante como si no hubiera pasado nada, cuantas me reí de lo que tanto perdí, cuántas veces sufrí tanta hasta que se pasó, dígame amigo mío cuántas?
-Todas.
-Entonces déjeme enamorarme y caer de nuevo, (siempre sabiendo que perderé) porque sé que después estarán ustedes para hacerme sentir mejor, para levantarme, sé que no me quiere ver mal, pero son cosas de la vida, usted bien sabe que yo soy el cursi, que soy el que arruinas las cosas, deje que me ilusione y que pierda, como siempre. Mas allá de esto, las cosas pueden salir bien.
-Bueno, pero así y todo, no seas pelotudo, no te enganches tanto.
-Si amigo mío, ya sé, ya sé.

Gracias por leer.

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