miércoles, 27 de febrero de 2008

Impulso

“Soy una sombra…” Repetía la nena acurrucada en el rincón de su pieza, “Soy una sombra, no puede verme…”; pero el hombre ya había cumplido con su tarea principal y se acercaba lentamente a la nena, habitación, por habitación…

Hace algunas semanas el marido de la mujer lo contrato para que haga lo que el no podía hacer, cobrarse la vida de su mujer por haberlo engañado, pero jamás habló de que toque a la nena, no menciono que habría una y ella lo había visto… no debía haber testigos, no podían quedar testigos… abrió la puerta tan lentamente que parecía una película de suspenso… “A dónde esta la nena???” dijo el hombre… “soy una sombra, no puede verme, no va a verme… soy una sombra…” y el parlamento se detuvo, entre cortado por llanto…

El hombre había cumplido su palabra, y se alejo de la casa sin dejar rastros de su estadía ahí… Desconsolado el padre pedía que lo dejaran a solas con su hija…. “perdón, perdón, perdón, perdón…” Lo que el padre le había enseñado sobre las sombras no existía en el mundo real, y ahora llorar frente a una tumba no le serviría de nada, ya había cometido el error, ahora debería pagarlo…

(No estoy teniendo buenos días últimamente, y estoy tratando de sacar la rabia por acá, y no tengo buenos relatos tampoco, hago lo que puedo… besos! Gracias por leer!!!)

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