lunes, 28 de junio de 2010

Golpes.

Años serán, vaya uno a saber con qué…

Ahí estaba, en el suelo, con las rodillas en el piso, y la cara ensangrentada. Su contrincante sabía pelear demasiado bien, y no le permitía ni el más mínimo golpe; por decir más, su contrincante permanecía limpio de cualquier golpe, permanecía parado sin el más mínimo rasguño.
Se levantó como pudo, como siempre, y su contrincante lo bajó con otro golpe, directo al mentón. De tantos golpes empezaba a entender la técnica, entendía el como y en que momento. Y después de muchas caídas y de cierta perseverancia, si oponente erró el golpe, él lo esquivó, se miraron a los ojos con rabia en los ojos, él sabia que había hecho las cosas bien, y su oponente bajó la guardia.
Por fin podría pegarle, por lo menos un primer golpe…
Pero esto no se trata de su triunfo, sino de su aprendizaje, y de ese esquive, de esa mirada de frente, de esas caídas y esas levantadas…
Bien por vos.

Gracias por leer.

1 comentario:

Rocío dijo...

ay me lo imaginé todo pero había mucha sangre... creo que me lo tomé muy literal.. o miré mucho Rocky, oh Rocky, siempre estuve enamorada de él.