Entrar, saber, ser…
Estar en un momento, casi tan perfecto como aquel, no traería más que complicaciones,
Esa marcada sensación de deseo de descontrol en los labios, de precipitación ajena esa rabia contenida, y ese efecto tan odiado… ella descontrolaba sus sentidos, y él no era más que un perro callejero luchando por su hueso, por su maravilloso hueso…
Pero ellos cuentan con la ventaja que los buenos hombres descartan, esa que los hace ser diferentes…
“¿Vamos?” Dijo el otro metiche, y ella desfalleció al verlo sonreír…
Era cosa de perder otra vez, y volver a empezar…
Gracias por leer.
El día en que me quieras.
Hace 10 años
3 comentarios:
Gracias por tu comentario :)
Sabes? A veces la tristeza es tan grande, y tan grande la impotencia que nos paraliza y ya no podemos hacer nada mas que sentarnos a mirar la nada...
Gracias por el apoyo.
Un abrazo grande,
Ais.
esos momentos casi perfectos bien valen la pena los riesgos, después el resto qué se yo, veremos
beso
Toda una foto de un estado de ánimo salvaje.
Muy bueno
Saludos
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