miércoles, 9 de febrero de 2011

La innecesaria maquinaria del tiempo.

Creo que si dijera que es como una película, mentiría que no te das una idea…

Se miraron desde lejos, con ese perfume en el aire, casi parecido al de una mañana campestre, pero sin soles en cielo. Se danzaron como si estuviesen en medio de una pista, enorme y prodiga; pensaron en los abrazos que se darían, se besaron más allá del aire, dibujando un trazo de ahí para atrás, o para adelante quizás.
Él cerró los ojos, entre la dulzura de sus caricias, y pudo reflejarse en un futuro que no estaba imaginando, sino viviendo de manera abierta, pero siempre reflejado.
Un futuro raro que no tenia ningún pasado, ni presente actual. Se vio en un futuro reflejado y vacío, quizás de mañana o de un par de horas; comprendió que era el futuro de quien sostenía en sus manos, y él.
Volvió al presente, la máquina del tiempo lo dejó vivir el momento; la miró y le comió la boca como nunca antes.
No era cuestión de un futuro, él lo sabía. Era la noche, el momento, y las ganas de disfrutar sin ninguna preocupación.

Por lo menos pudo ser “la gran noche” de alguien.

Gracias, otra vez.

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