
Es difícil correr con los ojos tapados, pero así también, es imposible evitar las paredes que se posan tan bellas e hipnotizante frente a nosotros, dado a que se ven, están, sabemos, pero con la carrera, la velocidad y esos ojos hipnotizantes, no hay voluntad que valga, no queda más, que dar de lleno y disfrutar de la herida.
Gracias por leer.
2 comentarios:
De nada, el placer es todo mío.
La pregunta es cuántos golpes faltan todavía.
Abrazo
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