martes, 2 de noviembre de 2010

La fe.

Es como… ¿la fe?

Había estado un rato largo sentado (¿horas, días, meses? No creía poder diferenciarlos puntualmente) ya casi no sentía sus piernas de tanto revolearlas, de juguetear con la sombra (había pasado la mayor parte del tiempo haciéndolo…) estaba algo agotado, no se sentía del todo bien, pero tampoco se quería ir, no se quería rendir… había pasado tanto ya, no pretendía irse tan rápido… (Además de ese impulso que lo llevaba a pensar que debía aguantar, que tenía que mantenerse así, en ese lugar, porque si bien quizás no llegue de inmediato, llegaría.) Pudo acomodarse en varias posiciones para mantener la comodidad, para tratar de sentirse a gusto con esa postura insulsa que no decía nada.
Habían pasado tantas por ahí, tantos momentos, pero seguía en aquel bastión al que lo confinó su suerte, esperando la calma, el momento preciso que lo liberaría (aunque ese era su pensamiento, ya que estaba ahí por decisión propia, por un presentimiento vago de lo que pueda pasar, por la Fe, propiamente dicha, por el sueño).
Pero como en todas las historias siempre hay finales, se paró y postró frente a la luz destellante, y sonrió… o lloró, sinceramente con tanta luz no pude apreciarlo con certeza…
Y en base a esto, decidan ustedes si es un final feliz, un final triste, un simple final o si solamente se le otorgó otra oportunidad…

Gracias por leer.

1 comentario:

Rocío dijo...

Opto por la segunda oportunidad!

Porque hoy estoy asi... positiva..