viernes, 21 de enero de 2011

Queja.

La rabia, el odio, el llanto, la desesperación…

¿Qué estará sintiendo? Su cabeza se acorta, se expande, no se ve de lejos o por fuera lo que el alma grita, lo que el alma ruega lo que el cuerpo pide. Se sienta en el cordón de la vereda o en algún paredón, se lleva las manos a la cara o juguetea con los dedos (¿Acaso alguien lo notará?) evita pensar, trata de bloquearlo, en un impulso chequea el celular (nada) piensa en tirarlo lejos, u “olvidarlo” en casa…
Aunque se ahogue piensa, no puede dejar de hacerlo, le duele tal acción pero lo hace, pensar no le es ajeno…
Cierra los ojos, piensa, siente rabia.

Pero la queja no cambia la organización, ni el llanto detiene la muerte, ni la venganza devuelve lo perdido… Nada cambia. Nunca.
Entonces, no mientas más.

Gracias por leer.

lunes, 17 de enero de 2011

Sueños.

Cierro y abro, serán unas cien o mil veces cada vez… mirar y permitirme, por poco que fuera, soñar aunque sea un rato, nadie me puede sacar ese derecho.

El ventilador disfrazando el calor, las sabanas a algún costado y el frío (por loco que suene) desde adentro generando el malestar. Una vuelta para un lado, otra para el otro, una incomodidad molesta que no permite sueño alguno.
Entonces pasadas las horas, desdibujadas las imágenes que nuestra cabeza dibuja en la oscuridad, y eliminado el imaginario creciente con el ruido del ventilador, concilia el sueño, un profundo y dulce sueño.
No pasará demasiado, siente un calorcito en los labios, un rico perfume, una respiración sobre sus mejillas. Abre lentamente los ojos y la figura se vuelve real, unos ojos hermosos mirándolo de frente por encima de él, ella desarreglada, algo despeinada, con una hermosa sonrisa lo mira y sonríe (como siempre) no dice nada, se mantiene muda y sonriente, y entonces lo besa, dulce dulce sensación, un cosquilleo recorre el cuerpo, siente el dulce en sus labios y el perfume penetra. Levanta los brazos y la abraza, se vence a tal tentación, siente su piel, toca su pelo, sigue besándola y abrazándola, no puede parar le es imposible, siente algo que lo impulsa a seguir, no puede permitirse abrir los ojos sin dejar de besarla, siente sus labios, la piel, la respiración, su pelo…

Pero los abre, despacio… el despertador lleva un tiempo sonando, la luz del día traspasa las cortinas y vuelve tenue el color de la habitación. Se sienta en la cama, no podía evitar sacarse la sensación de sus manos y su boca, se calza las ojotas, camina hasta el baño, y cierra la puerta despacio, creyendo que en algún momento ella saldría de alguna de las puertas durmientes de la casa y lo sorprendería con ánimo y dulzura… pero los sueños no son más que eso, y cerró la puerta sin novedades.

Sueños son, solo sueños son…

Gracias por leer.

jueves, 13 de enero de 2011

Destiempo

Si te miro tu sonríes, y si yo soy quién sonríe tu me ves, pero no exijamos coordinación, de eso nunca se trató.

Pretende, hoy pretende…
Cansinamente se hace parte de su mentira,
Se incorpora a su rendición y ese estúpido relleno de mentiras
Hoy parece que ella no le miente y que él se sincera
Parecen las propuestas baratas y aburridas
Se marcan en momentos divertidos y sinceros
No marcan tiempo, se miran con cariño
Se desean con sinceridad
Manejan los tiempos pero los consume si se atrasan
Los momentos se pasan, fuera, lejos, ajenos, tiranos…
Y en su mirada se destella la maravilla del querer
Y en sus sonrisas se observa lo lindo de pretender
Y en ese cruce magnifico se haya el silencio
Callado y ajeno, tirano y perverso
Pues el silencio resulta la mejor opción
Porque no es ni competencia ni batalla…
Y de ser así sería una ya perdida,
Una de las que no se pelean con sentido.
Magnifiquen las sonrisas
Extiendan los abrazos
Extremicen las miradas
Hagan reales los besos
Antes de entender que este sentimiento no es real
No es tangible, ni posible, ni maravilloso
Hagan algo lindo de esto,
Antes de que la realidad les diga a ciencia cierta
Que se conocieron, que se merecen, que se quieren…
A destiempo.

Gracias, sinceras gracias.

domingo, 2 de enero de 2011

Cuchillo.

¿Una expresión de dolor? ¿O una mueca de felicidad? ¿Planteos disimulados o estúpidos escaparates de locura?

“Maldición”, decía él mirando el cuerpo con los ojos grandes y las manos llenas de sangre…
“¿Qué pasó?” se repetía constantemente, “¿cómo la maté, por qué?” miraba el cuchillo y a ella una y otra vez “¿qué pasó, cómo fue?” y nervioso se golpeaba el mango del cuchillo con la frente… “Se había olvidado de mí… sí, eso fue… se olvidó de mí, no me llamó. Se olvidó de decirme que me amaba… ¿o me engañó? ¡SI, me engañó, ella me engañó! Pero ¿con quién? Si, con alguien, seguro… más lindo, más alto… ¿Pero cómo...? ¡Yo la quería y se lo decía siempre!” se acercó con lentitud a ella, le sujetó la cabeza y la miró fijamente, reía nervioso esperando que alguien asomara por la ventana, o que golpeen con fuerza la puerta, pero no la soltaba, reía y lloraba como un idiota. “¿Por qué mi amor, por qué… si yo te cuidé tanto, tanto tiempo, si yo moría por vos, yo mataba… yo maté mi amor…?” La miró, perdió la noción del tiempo, perdió su ubicación en el mundo, simplemente la miró por el tiempo suficiente…
“Yo voy a matar por vos… mi amor.” Y se hundió el cuchillo.

“Pues ¿para qué vivir con la hipocresía de decir a quienes me pregunten sobre el accidente que lo hice por algo tan simple, cómo explicarle a la gente que te maté porque te amaba, por la locura de los celos, por la infamia de que ya no tendría tu boca para mí, si ya te maté y no ibas a volver, para qué respirar diciendo que estaba arrepentido? No amor, no voy a mentir más… acá nos vamos” y al cuchillo hundido en el estomago lo levantó con fuerza hacia el pecho. La vista se nubló, los pulmones respiraron sangre, sonrió, la acarició y murió.
Los paramédicos no tardaron demasiado después del grito de la vecina habrían pasado dos horas no más. El cuchillo atravesó el riñón, pero no provocó heridas graves, la caída le provocó el desmayo y la perdida de sangre la inconciencia, con dos semanas estaría bien, ella seguía acá.

Como dije… Planteos disimulados o estúpidos escaparates de locura.

Gracias por leer.